Para qué negarlo, hace meses que no juego rutinariamente al Eve. Una fractura de hombro en la vida real marcó el punto de inflexión. Estuve semanas seminmovilizado sin poder jugar cómodo y los astros se alinearon en mi contra de mi participación en el juego.
En un cambio de estrategia que nunca llegué a comprender, Paladines cambió el plan diseñado para mudarse a 0.0. Ruiman empezó a dar señales de cansancio o de que la vida real le acosaba. Empezamos a tener dificultades para conseguir números, algún que otro fail sonado... Por otro lado, los compromisos de mi RL se me acumulaban. La primavera prometía caliente por cuestiones laborales y cumplió. La lesión del hombro evolucionaba más lento de lo esperado... Y de repente, sin despedidas, Ruiman mandó un mail diciendo que retomaba proyectos de la RL y cedía el CEO quien lo aceptase...
La tormenta perfecta. Sin dirección, sin motivación, con más motivos para no conectar que para hacerlo, terminé por entrar en esa fase de entroparacambiarskills que desemboca en yanientroparacambiarskills.
Y aquí me encuentro, viendo como las cuentas caducan. Entro y reviso mis canales y sólo leo silencio, busco en el listado de los compañeros de corp y sólo veo chars que han logeado por última vez hace más de un mes. Husmeo en mis contactos y sólo encuentro puntos rojos... ¿Es una epidemia?
Grito en el espacio y recuerdo que la falta de aire evita la transmisión de mi voz. En unos días caduca mi cuenta de Jarko. Desde que nació nunca perdió la suscripción. Ahora no me parece descabellado. Necesitaría un buen proyecto para reengancharme y aún así lo tendría complicado.
Sólo me queda releer viejas aventuras contadas en este blog para revivir aquellas punzadas en el estómago, las descargas de adrenalina y las risas echadas con compañeros que nunca conocí en vivo.
Mi amigo Kauri, tan desconectado como yo, me aconseja dejarlo ir. Pero me resisto.
El futuro es incierto, Tras la próxima gate.
